29 de noviembre de 2013

¿Porqué nos tenemos que hacer cargo de los actos de los demás? ¿Porque hacernos responsables de consecuencias de cosas que ni siquiera hicimos? 

Básicamente creo que tiene sentido desde el momento en que llegamos al mundo sin quererlo, pedirlo o ser plenamente consientes de lo que estaba pasando, simplemente desde un principio sobrevivimos aceptando consecuencias de lo que otros deciden, ese es el inicio y el camino, eso es vivir. 

Podemos tomar decisiones, somos "libres" pero nunca vamos a lograr ser completamente independientes, nunca vamos a dejar de depender de esas decisiones que realizan las libertades ajenas y que en cualquier momento pueden coincidir o cruzarse con las nuestras.

Desde la persona que tenemos al lado, el vecino de edificio, el intendente de la ciudad, hasta el dueño de la empresa que contamina el río, el que tala arboles o la petrolera que quiere perforar el ártico, cada una de las personas que respira dentro de este planeta, que convive como compañero nuestro de espacio y tiempo puede influir en nuestras vidas y cambiarnos todo de un segundo a otro.

Esta es una de las cosas que más me desespera pensar: lo vulnerables que somos, lo expuestos que estamos a los cambios, lo dependientes que resultamos de las vueltas de la vida, la gente, el mundo... Y como tantas veces sentimos que tenemos el control... 

23 de noviembre de 2013

Es difícil descifrar entre tantas confusiones y opiniones que es lo que verdaderamente se debe hacer porque es lo correcto. Por un lado esta lo que hace 'todo el mundo', lo que termina convirtiéndose en ley por mayoría de votos en esta especie de elección no declarada. Esto que se tiene que hacer tanto por moda como para pertenecer, que si no se hace se pasa a formar parte de la gente que 'no tiene vida'. 
Por otro lado esta lo que se sabe que está bien, pero que por esto mismo pierde emoción. 
Parece que el ser adolescente conlleva un montón de reglas como tener que vivir haciendo lo contrario a lo que te piden o recomiendan, meterse en problemas y sumar todo lo que haga más entretenida la historia para contar. 
No puedo decir que me avergüence ser de las personas sin demasiado que alardear en cuanto a aventuras del estilo adolescente, tampoco me siento menos por no salir a bailar, evitar los problemas o tratar de pensar antes de actuar. Sin embargo tampoco es fácil asumir el separarme de todos en gustos, destacar por aburrida, ortiva o mala onda entre aquellos que buscan una vida llena de 'acción', ser la que no se prende en las jodas o perderme momentos con amigas. No es fácil ser distinta, elegir un libro un sábado a la noche, estudiar durante el año no porque me obligan sino porque me interesa, tener ganas de aprender, de hacer cosas por ayudar a los demás y que no me preocupe la imagen que doy por no hacer lo que hace el resto. 
No se si está bien o mal, no es el camino fácil y no se a donde lleva, por momentos desearía ser una más del montón con ganas de tomar, bailar, vivir de acuerdo a mis estados de ánimo y no pensar en las consecuencias de lo que haga para divertirme pero también en esos momentos me doy cuenta que no estaría siendo yo misma y prefiero seguir lo que siento más allá de lo que la sociedad impone aunque signifique tener que ir contra la supuesta normalidad.  

13 de noviembre de 2013

Paso rápidamente de sentirme invisible a demasiado observada. 

Por un lado yo misma no me esfuerzo demasiado por llamar la atención con mis actitudes, no soy de opinar en las charlas donde hay grandes grupos de gente y me encargo de pasar bastante desapercibida pero sin embargo cuando hago o digo algo siento el peso de todas las miradas y opiniones mentales (probablemente inexistentes) quemándome inmediatamente, por algún motivo aunque nadie me lo muestre creo que están juzgando cada palabra, mirada, comentario o acción y en realidad la primera en juzgarme soy yo, analizando cada cosa antes, durante y después de hacerla, tanto por las reacciones de los demás como por vicio propio a esto de autocorregirme y vivir exigiéndome ser perfecta hasta en las mínimas cosas cotidianas. 

Aunque intente relajarme, ser más espontanea, darme lugar a ser simplemente como sea sin tanto razonamiento, está en mi naturaleza analizar todo hasta estar convencida de que es lo mejor o como mejorarlo.

Vivo atada a mi misma, sin poder separarme de mis pensamientos, intento aprender a manejarlos.