Ultimo primer día de clases.
Vivo el día a día como si tuviera una sentencia de muerte programada para el día siguiente de mi graduación.
Ya desde fines del año pasado empezaron las advertencias tales como "disfruten este verano que va a ser el último tranquilo" y demás de frases por el estilo. De la misma forma empezó este año, las advertencias se multiplicaron por mil pero todo comienza a ser más real.
Noche despiertos, espuma, papelitos, canciones, saltos, festejos. Todo por empezar el año y por esperar a irnos a Bariloche... En mis adentros no encuentro mucha lógica pero siempre es bueno disfrutar de un festejo.
Esto no significa que no tenga entusiasmo solo que no soy tan... ¿expresiva? como para estar saltando y cantando por la calle pero todo es válido en este último año y hasta está social mente justificado.
Los panoramas que se pintan a futuro son de lo más desalentadores, básicamente nos hacen creer que vamos derechito a una cárcel donde empieza el fin de nuestra vida social, solo queda encerrarse con un libro 23 de las 24hs diarias y sentarse en el piso en caso de elegir la educación pública. Bueno esta bien, puedo llegar a ser un poco exagerada pero aseguro que no es lindo lo que pronostican diciendo cada quince segundos que disfrutemos del mejor año de nuestras vidas.
"El mejor año de nuestras vidas" me quedo con esa frase y la doy vueltas en mi cabeza. Sea o no cierta me niego completamente a creerlo. Yo no entiendo muy bien que pasa por las cabezas de aquellos que empiezan el año con estas expectativas pero seguro que no tienen ni un mínimo amor propio para protegerse de lo que va a suponer en diciembre caer en la cuenta que según lo planteado todo lo que queda por vivir va a ser siempre peor.
Otra cuestión y no menor es la siguiente pregunta a la que cualquier alumno de quinto año se enfrenta como mínimo una vez por día: "¿que vas a estudiar?" Como si ya no fuera suficientemente traumática la situación de despegarse del colegio, esa institución en la que viviste por años (en mi caso 15) y junto con la que dejas atrás recuerdos y amistades, profesores, conocidos, seguridad, y tener que jugar a ser adultos de un día para otro cuando nos toca pensar una carrera que determina el futuro de nuestras vidas, mientras todavía nos sentimos infantiles, inmaduros y dependientes. Siguiendo con la idea, nos dedicamos el año a pensar y pensar en la carrera indicada pero también nos saturamos y tratamos de olvidar el tema, ahora si, los adultos preocupados por nuestro futuro (entran en esta categoría cada uno de los que formulan la pregunta incluyendo esa mujer en la parada del colectivo y la cajera del super) se encargan de traer a colación el tema, recordarnos que tenemos que crecer y decidir, que el tiempo se acaba y que obviamente la sentencia ya se firmo para fines de diciembre y "hay que disfrutar porque termina el mejor año".
El sentimiento que resulta es alegría, emoción, ansiedad, miedo y desesperación.
La verdad que me asusta mucho más elegir que empezar una carrera. Y le tengo mucha más fe a la etapa que sigue de la que soy capaz de reconocer.
Este año por lo pronto se vive en cámara lenta pero pasa muy rápido.
"No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la
obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba
abandonar otros." Paulo Coelho