30 de abril de 2015

GH 2015

Con el inicio de un nuevo ciclo del ya conocido Gran Hermano y todas las repercuciones que generó por lo menos en los dichos de personas que se podría decir me son bastantes cercanas (principalmente por Twitter) encontré todo tipo de comentarios despectivos hasta el punto de ser contradictorios entre sí. El que no era un boludo por ser virgen era puto o choro, aunque mientras el virgen era boludo también estaba la puta disputandose que era peor, la cheta de country y la travesti o travesaño... 

[Entendí eso de no saber si reir o llorar...]
 
La casa de Gran Hermano es un reflejo claro de la sociedad en la que vivimos. No lo digo desde el suponer que las 15 personas que participan representen un modelo de formas de vida de la gran mayoría de los que están afuera (aunque a lo mejor si forman un rejunte de muchos tipos por lo que puede haber identificaciones) sino desde la repercución, la demanda y esos comentarios despectivos que leí.

Claramente el casting estuvo orientado a la polemica, a vender, a conseguir público, hacer ruido. 

En un presente que proclama aceptación a la diversidad el público elige ver que pasa con una mezcla variada de situaciones personales conviviendo por meses pero criticando cada pequeña diferencia con respecto a los estándares de "normalidad"... y le dan de comer a quienes solo buscaban lo que encontraron. 

No solo estaban los que reconocían mirar el programa y criticaban abiertamente hasta el color de esmalte de uñas con el que entraban sino también estaban quienes los criticaban a ellos por mirar eso; no se si con planes de dar una imagen un poco más culta, por no quedar afuera de las criticas colectivas o por convicción pero no se diferenciaban de quienes querian alejarse, solo se acercaban más.

Y ya que estábamos en días de críticas, como para sumarme estoy criticando a los que critican y a los que criticaban a los que criticaban... -qué cadena!- 

Como conclusión, a pesar de que pensemos que los prejuicios se estaban yendo lamentablemente siguen arraigados culturalmente en lo que somos como sociedad, lo que consumimos y esas criticas que tan livianamente se sueltan haciéndose masivas por las redes sociales, si total el que va a la tele abre el juego a ser criticado. Pero nunca nos olvidemos de que "Lo que Juan dice de Pedro dice más de Juan que de Pedro"...  

12 de abril de 2015

Juguemos a jugar

Hoy entre charla y charla con mi viejo recordaba ciertos espacios mágicos, de esos en los que jugaba concentradísima y al punto de que su recuerdo me genera esa sensación que te transporta a otro mundo, a tu mundo. Lugares que parecían grandes, misteriosos, llenos de un nosequé especial... 

La plaza a la que ibamos con la bici, tenía una camino entre arboles que era pura aventura.  O el balcón de la pieza de mis viejos que me llevaba a un escondite secreto dentro de mi propia casa.
Mis peluches, mi calculadora, un pincel y un tarrito de agua para pintar con la tierra de las masetas en las paredes del balcón grande, mi caja/computadora, esa agenda con la que me hacía la maestra, mi bebote, de vez en cuando alguna muñeca... pequeños portales a dimensiones paralelas, a mundos imaginarios, a historias en ese momento tan reales como las reales, a horas de juego. 

Y que lindo sería tener la capacidad de jugar sin juzgarnos, de liberar nuestra imaginación con esos viejos peluches que quedaron de adorno en la pieza o en esa plaza que solía ser toda una selva... 

Creo que una parte de mi a amor a los libros empieza en el final de mi capacidad de volver a esos viejos juegos, en la necesidad de escapar un rato.