13 de junio de 2015

  
Estamos épocas de consumo masivo. Donde nos acostumbran a la idea de que siempre nos tiene que faltar algo para estar bien , nos venden hasta el aire que respiramos y cada vez es mas grande el vacio que el común de las personas siente cuando se da cuenta de que persiguen ideales imposibles, que no tienen posibilidades de acceder a todo lo que les hicieron creer que necesitaban.

El consumo y la infelicidad (en mi opinón) se ven fomentados por la hiper comunicación con la que convivimos, no solo gracias a las publicidades con mujeres y hombres de cuerpos perfectos y vidas mejores, si no también por el hecho de que vivimos para el resto, mostrando todo el tiempo lo que hacemos y tenemos y viendo lo que hacen y tienen los demás. La vida privada muy pocas veces permanece como tal y los estereotipos que se persiguen son tan inexistentes como las realidades que en general se muestran en las redes. 

Tratar de encajar es más difícil cuando todo está tan a la vista, y los que somos sale a la luz entre lo que tratamos de aparentar. 

Tenemos instalados en la cabeza esos estereotipos de vidas perfectas y felices. La fórmula es basicamente tener un cuerpo del tipo 90-60-90, casarte con un super empresario y tener hijos, en el caso de ser mujer, si sos hombre está la presión por los abdominales marcados, el estar cuidadito pero sin pasar la linea a metrosexual porque puede ser mal visto, tener un buen laburo con un buen sueldo y conseguirte la minita 90-60-90 + los hijos. 

Por suerte y gracias a los mismos medios que ayudaron a instalarlos, muy de a poco, se van derrumbando. 

Creo que la gente se cansó de no encajar en esos lugares donde nadie encaja y decidieron hacer algo al respecto. Y esta buenísimo! Pero todavía falta mucho camino que recorrer. 

¤

A veces me siento rara. Nunca fui fan número uno de encajar en la sociedad y por suerte las personas que me rodean siempre me aceptaron desencajada. Quizás por eso soy feliz. También siento que le debo algo al mundo por el hecho de serlo. Hasta me ha dado verguenza decirlo y cuando me animé en algunos casos generó incomprensión y me llegaron a contestar "vos te autoconvences de que todo esta bien y que sos feliz". 

Juro que me quedé pensando en esa frase como si pudiera llegar a ser cierta. A lo mejor era solo una barrera de defensa de mi mente creer que era feliz sin serlo solo para no sufrir, pero entré en un espiral del que no podia salir porque creyendo que era feliz pasaba a serlo, por negadora o autoconvencida pero feliz al fin. 

Después de pensarlo un tiempo llegué a la conclusión de que a lo mejor no es tan difícil ni tiene tanto trasfondo. Soy feliz. Me encanta disfrutar de las pequeñas cosas de mi día, un cielo nublado, un crepúsculo al atardecer, un cafe caliente, una buena lectura y una linda canción, de mi familia y mis amigos, de estudiar lo que estudio, de aprender, de algunos profesores y sus clases. 

La contratapa de la felicidad es el miedo a que se termine. Es una droga adictiva. Es demasiado frágil.

Hoy acepto convivir con el miedo. Acepto que no me comprendan. Acepto que sea un juego de mi mente o un hecho real. Hoy acepto y elijo ser feliz sin comprar modelos ni estereotipos estafadores. Acepto y elijo ser feliz a mi manera.