27 de enero de 2016


Convivencias en determinadas circunstancias con quienes no suelo convivir me abren un mundo de posibilidades, combinaciones infinitas entre personas, ver eso que normalmente se limita al entorno en el que paso todos mis días.

Vacaciones, eso ayuda, pero hay esencias que perduran.

Me encontré sintiéndome encantada al presenciar miradas profundas que transmitían dulzura, un amor que podría haberme parecido de lo mas normal a no ser por lo extraordinario que fue al notarlo entre personas que conviven, familiares de primer grado. Pequeños gestos que hubiera pasado por alto, una caricia, una sonrisa, un algo que se sentía en el ambiente cuando se conectaban entre si.

Algo completamente mágico.

Y descubrir que existe ese algo tan puro entre personas es un aire de esperanzas al mismo tiempo que se convierte en condena diaria porque hay que volver a casa... Y más allá de que con este me llevo bien y con aquella peleo, más allá del roce entendible, en casa nunca ví esas miradas, en casa nunca sentí la armonía que producen seres que se conectan.

10 de enero de 2016

Esos artistas callejeros que interceptan con valentía momentos ajenos me generan un cierto grado de admiración. 

Mientras algunos ignoran, otros se quejan del ruido y el resto, sin dudas los mejores, se enganchan con sus canciones y los acompañan, yo los miro atenta pensando. 
Pensando en sus vidas, particularmente los últimos, por ejemplo, eran venezolanos. Pensando en que hizo que lleguen a donde estan y sean quienes son, si la recaudación de esa gorra será el dinero con el que cuentan para vivir y cubrir todos sus gastos. Pero sobre todo pienso que no es un trabajo cómodo, tampoco valorado, pero que lindo es encontrar personas que en estos días resignen comodidad y grandes reconocimientos por hacer lo que aman hacer, eso que les genera disfrute más alla de los resultados. 
En estos días en los que cuando decidimos que hacer siempre nos cruzamos con esas carreras a las que nuestro inconciente y las palabras de quienes nos rodean responden "te vas a cagar de hambre".

Desde chica me da ganas de gritarles a todos los osan usar esa frase, incluyendo, a veces, las ganas de gritarme a mi misma por el solo hecho de pensarlo. 


Pero que se yo, después aparecen ellos, y la sonrisa que encontré en sus caras mientras "trabajaban" no se si la encontraré en algún súper ejecutivo, con una súper cuenta en el banco, cumpliendo con sus tareas.