Los recuerdos llegan acompañados de sentimientos, memorias, momentos, olores.
No todo estaba igual, el tiempo dejo su marca indeleble en esa pintura amarilla, esa mesa que supimos usar para jugar a tomar el té entre tazas de plástico y disfraces que ahora permanece abandonada en un patio que por entonces cubierto de vida daba la entrada justa a una casa antigua que parecía sacada de un cuento donde en el fondo se hacían fogatas viendo los pocos metros de pasto y ese par de árboles como un verdadero bosque, esta casa que hoy solo sobrevive en las imágenes de los recuerdos.
Ella, con una sonrisa tímida y una mirada que esconde profundo dolor y miedo nos cuenta sus cosas al eco de las palabras que parecen tatuadas en cada rincón: "cuantas pruebas nos pone la vida".
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