Se encuentran de a ratos, generalmente durante una caminata en soledad, en esas noches sin promesas o tardes con sol escondido. A veces, en escapadas apresuradas durante una charla que se vuelve por demás de larga, o, cuando es preferible irse antes que pelear.
Son cómplices y enemigas mortales.
Son a la par y por separado.
Son más que dos y una sola.
Y a puro acuerdo y contradicción se las arreglan para convivir.
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