Iba de regreso a casa, concentrada en la reflexión que tenían mientras caminaba.
De repente, el ruido de pasos cortitos al trote y risa de niño llamaron su atención.
Bajó la vista y cruzó una sonrisa pícara que se movía rápido seguida por una madre que miraba con dulzura y simpatía.
El pequeño frenó sin previo aviso y dando media vuelta gritó: "Mamiiii, voy a subir por el puente*!".
La escena quedado atrás en seguida para ella que seguia su camino pero una extraña sensación mezcla de gracia y empatía la invadió.
Sus recuerdos cobraron vida y ese día, allá, todo fue juegos y niñez.
*Puente: rampa de entrada a un edificio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario